La tombe basque es una obra de recopilación de grafías y ornamentaciones del País Vasco realizada por Louis Colas en los años 30 del pasado siglo. En esta obra se recogen los principales motivos gráficos prolíficos en la cultura popular del País Vasco y que conforman un corpus de geometrías y tipografías que hemos utilizado para significarnos como nosotros mismos. Aquí recogemos estos soles o crisantemos característicos de tumbas, muebles, decoraciones, etc. que están escritos en nuestra memoria colectiva.

La “euskal izarra” o “baskoniako izarra” es una estrella de ocho puntas, aunque en otros monumentos aparecen “estrellas” de cinco o seis brazos o puntas. Esta estrella podría ser una representación de Venus. La estrella de ocho puntas es usada desde época prehistórica por los pueblos vascos y el emparejamiento con la luna creciente -envolviendo a la estrella y coronándola o en paralelo-, parece ser un antiguo símbolo de protección. La luna creciente, según el mitólogo Juan-Eduardo Cirlot, es también una figuración simbólica del Paraíso. Los vascos adorábamos a la luna y probablemente a las estrellas (izar) más brillantes del celeste, como Venus (artizar, “luz vieja”).

Símbolo solar, crisantemo: Tan habitual en las decoraciones del País Vasco, este símbolo solar es también la flor imperial del Japón. En Asia, el crisantemo amarillo es símbolo de orden y perfección. Conectar, movilizar, la geometría de simetría radial nos inspira estos conceptos de agrupación, de carácter desde uno mismo hacia la sociedad en expansión.

La estrella de ocho puntas marca los puntos cardinales y los cuatro intermedios. Divide el cielo en los espacios comprensibles para el Augur, el mago que lee en este Templo el futuro por el paso de los pájaros, los augurios.

En la sala SEMINARIXOA adquiere un especial significado, dado que los pétalos asemejan semillas y dado que etimologicamente SEMINARIO (*), lugar perteneciente o relativo a la semilla. En origen conciliar y hoy desacralizado y dedicado a las artes escénicas, musicales, etc.

El isotipo recoge el gesto de una semilla que cae sobre la letra A invertida (originalmente la letra A era invertida en los primeros alfabetos semíticos y significaba vaca o toro).

(*) Del lat. seminarius, semillero, seminario. Técnica de trabajo