Nacimiento: 
1 883
Fallecimiento: 
1 971

Nació en Ataun (Guipúzcoa), el 28 de Febrero de 1883. Llegó a Bergara para ejercer de Médico titular el año 1909. De su actuación como Médico no vamos a hablar, pues la Cruz de Beneficencia que se le concedió lo dice todo. Aquel médico que a los veintitantos años llegó a Bergara con una plétora de vida que le permitió morir con las botas puestas, a los ochenta y ocho años, y que en sus tiempos de estudiante hizo estudios de Piano y Armonía, que fue discípulo del ilustre compositor D. Vicente Goicoechea y que pudo ser tenor de la Capilla Real si no hubiera sido por la actitud de intransigencia en que se colocó su padre que no quería artista a su hijo sino médico como él, comenzó, con la ayuda de algunos aficionados bergareses infeccionados por el mismo “virus” de la música, a reunir y organizar a los elementos corales que existían, un poco dispersos, en Bergara.

En el año 1923 se presentó nuestro orfeón a un Concurso que se celebró en Santander y en el que tomaron parte, además, el "Lagun artea"de Bilbao, con 80 voces, dirigido por Arturo María Inchausti y el "Durangués", con 100 voces.

Bergara obtuvo el primer premio en el difícil ejercicio a primera vista. En la interpretación de la obra impuesta quedó primero la agrupación bilbaína y en segundo lugar el "Orfeón Bergarés". Como de libre elección puntuables "juntamente con la impuesta" se cantaron las siguientes obras:

  • "El Carnaval de Roma" de H. Thomas, por el Orfeón bilbaíno;
  • "Esperanza" de Radouse, por el de Durango;
  • "Vizcaya", de Bretón, por el de Bergara.

El jurado estuvo presidido por el maestro Villa, Director de la Banda Municipal de Madrid.

En el ejercicio a primera vista concedió el Tribunal, a cada una de las agrupaciones, diez minutos de tiempo con el fin de que los cantores individualmente y sin concertar las voces, realizasen un ojeo. Podían los Directores señalar las dificultades, los escollos más sobresalientes que, en sus respectivos criterios, ofreciesen las piezas. Don Román, sin darse cuenta de que se excedía en sus atribuciones y llevado de su temperamento y por su sentido de responsabilidad, comenzó a cantar "sotto voce", la obra hasta que, inmediatamente, el Jurado, percatado de lo que ocurría, le pasó aviso de que no podía hacer esto. En vista de ello, renunció a los minutos que aún le quedaban, dio el tono a las distintas cuerdas de su masa coral e inició la actuación que resultó verdaderamente brillante y que mereció el primer premio.


Las celebraciones tras la consecución del premio

Tuvo mucha resonancia la consecución de este galardón. Indudablemente, era el más apreciado pues evidenciaba mejor que ningún otro el grado de cultura musical de los cantores. Nuestro pueblo que había vivido intensamente la etapa preparatoria de sus orfeonistas para este Certamen que se anunció con carácter nacional, celebró con extraordinario alborozo su triunfo y los recibió "a su regreso de Santander" en olor de multitud. Los ensayos finales que solían celebrarse en una de las Escuelas del edificio del Juzgado y en los Jardines de Irizar en razón a que el concurso iba a celebrarse al aire libre, fueron "supervisados" por el ilustre bergarés, Don Remigio Múgica, Director del Orfeón Pamplonés; él insufló a los cantores bergareses algo de ese "quid divinum" que poseía abundantemente y que es propio de los artistas elegidos. Esto no restó, naturalmente, el enorme mérito del Dr. Oyarzábal que entonces realizaba sus primeros pinitos de dirección y que reconocía el talento y la veteranía de aquel ilustre maestro.

Una de las características que he admirado más en D. Román era su enorme y apasionada afición a la música. Al margen de sus sacrificios y desvelos en el ejercicio de la Medicina, nunca me parecía tan digno de alabanza como cuando se alineaba en la cuerda de tenores, en cualquiera de los coros parroquiales de Bergara, para cantar, como uno más, con aquella hermosa voz de tenor dramático, a las órdenes del que dirigiera la Capilla correspondiente.

Aún a los ochenta y tantos años su voz, en los ensayos, sonaba espléndida "conduciendo" a las sopranos y contraltos que tropezaban con su solfeo incipiente. Cuando se encrespaba su genio vehemente por la poca sonoridad que obtenía en las voces blancas, vacilantes e indecisas ante la obra aún no aprendida, tronaba con desafío: Aún puedo sacar más voz que todas vosotras juntas...

Repásense todos los programas de actuaciones del Orfeón Bergarés, y considérense los esfuerzos que D. Román tuvo que hacer hasta lograr que nuestra masa coral llegara a ocupar este puesto de "primera división" que en justicia le corresponde en el arte coral español. Toda la trayectoria de la última etapa podría trazarse con este enunciado Desde Aretxabaleta, con los "Bigotes de mi suegra" hasta el Teatro Real de Madrid, con el "Mesías" de Haendel.


En los principales teatros estatales

El prestigio adquirido por el "Orfeón Bergarés" le abrió las puertas de los grandes teatros de Madrid, Bilbao, San Sebastián, Vitoria y de otras capitales importantes de España, en los que ha merecido ovaciones clamorosas de públicos que se han asombrado de que en un pueblo de las características demográficas de Bergara pueda existir una agrupación coral capaz de interpretar las grandes obras del repertorio universal junto con Orquestas como la Nacional y la de Radio-Televisión Española, en teatros como el Real y el del Palacio de los Congresos de Madrid, o en festivales como los de Cuenca y Santiago de Compostela, y con Directores como Arambarri, Martinón, Frühbeck, Spiteri, Odón Alonso, Pírfano, etc.

Esto es fácil de escribir, pero muy difícil de lograr, sobre todo año tras año, manteniendo "el tipo" con garbo y sin descender de esas cotas tan altas que se han podido conquistar a lo largo de su vida. La perseverancia en el esfuerzo y en el sacrificio es tremendamente meritorio, y por si esto fuera poco, la necesidad de renovar la plantilla de orfeonistas, sobre todo en lo que afecta a las voces blancas, lo hace aún más encomiable. Tal como funcionan hoy los orfeones de aficionados con toda la secuela de complicaciones de la vida moderna, muchas de sus intervenciones no serían posibles si no recibieran "en lógica simbiosis y en forma recíproca" algunas ayudas que les resuelven problemas de momento, pues no hay ninguna agrupación que en todas las ocasiones pueda contar, al completo, con todas sus "existencias de personal".

El 30 de Diciembre de 1929 el Ayuntamiento de Bergara le nombra "Hijo Adoptivo". El año 1952 el Ministerio de Educación Nacional le concedió la Encomienda de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio. En reconocimiento y gratitud por los servicios prestados y la humanitaria labor desempeñada en el ejercicio de su profesión como médico titular de Bergara, a solicitud realizada por el Ayuntamiento el año 1959, el Ministro de la Gobernación le reconoce el ingreso en la Orden Civil de Beneficencia; el Ayuntamiento y pueblo de Bergara le homenajearon en repetidas ocasiones y por diversas circunstancias. Todas las manifestaciones públicas y colectivas de agradecimiento y gratitud eran pocas para lo que él merecía. Su recuerdo será imperecedero en Bergara. Falleció en 1971.

"Crónicas de Bergara". Autor: Donato Gallastegui.