Director: 
Circulo de Mujeres elkartea
Duración: 
68 min
Edad: 
Guztiontzat
Día y hora: 
22 de Marzo, Miércoles a las 20:00
Precio: 
3.00 €

Desde hace tiempo dentro de la Asociación Círculo de Mujeres, venimos dándole vueltas al tema del trabajo doméstico. Posicionarnos en “Lo personal es político”, máxima feminista de la maestra Kate Millet, nos sirvió para que comenzáramos a plantearnos este proyecto. Una de las integrantes de la asociación, compartió su experiencia como migrante y trabajadora del hogar, desde Argentina hasta Málaga, lo que nos sirvió para esbozar las preguntas e hipótesis de trabajo que guiaron nuestro camino hacia el documental.
Era importante contextualizar el sistema socioeconómico actual en el que nos desenvolvemos las mujeres, ya que pertenecemos a una generación que ya no nos proyectamos exclusivamente en el ámbito privado. Durante las últimas décadas, nos hemos ido incorporando a la vida pública, desarrollando nuestra carrera profesional, emprendiendo proyectos laborales y sociales etc…Esta nueva situación social que construyen las mujeres en el día a día ha requerido que otras mujeres vinieran a ocupar el puesto de cuidadoras y de trabajadoras domésticas que antes cumplíamos en el núcleo familiar. Ni gobiernos, ni empresas, ni los hombres en general, se han organizado para incorporar en sus dinámicas habituales los cambios que ha supuesto este nuevo orden social. Esto ha sacado a la luz uno de los conflictos de género más relevantes relacionados con el cuidado de las personas, y es el hecho de que el rol de cuidadoras lo han ido asumiendo, y aún es así en la actualidad, mayoritariamente las mujeres. Los espacios privados en los que anteriormente se desenvolvían éstas permitían a nuestro sistema desocuparse de regularizaciones, y la gestión y creación de recursos para proporcionar cuidados.
Estas reflexiones, y las preguntas de las que partíamos en un principio, las hemos querido plasmar y responder en este documental de poco más de 62 minutos de duración, y cuya intención no es sólo la de construir un discurso político y un debate público, sino también dar visibilidad a ese trabajo oculto que las mujeres llevan siglos haciendo, destacando la discriminación laboral e indirecta por razón de sexo que implicaba el Régimen Especial de las Empleadas del Hogar (REEH) y su actual ingreso en el Régimen General. Deseamos y pretendemos dibujar un mapa de afectos, cercanías y lejanías que nos harán preguntar a cada persona sobre cuál es nuestro papel en este “juego” en el que todo puede ser una mercancía.
También hemos querido responder a la cuestión ¿A qué nos referimos cuando hablamos de crisis de los cuidados? A través de entrevistas a expertas hemos ido desgranando desde el análisis teórico, la contradicción de un sistema patriarcal que no asume la responsabilidad de generar una serie de cambios estructurales que satisfagan las necesidades de los cuidados de la población, que permita el uso de todo tipo de estrategias para una “reorganización social de los cuidados” como eje de un nuevo modelo social productivo.
Pero, ¿a que nos referimos cuando hablamos de cuidados?, a menudo preferimos usar el término “trabajo de cuidados” cuando hablamos de “trabajo doméstico”. El por qué de este entronque de palabras está en el maravilloso texto de Sira del Río “La crisis de los cuidados: precariedad a flor de piel” (2004), que se puede encontrar aquí. Ella explica que cuando hablamos de cuidados nos referimos a una necesidad de todas las personas a lo largo de toda nuestra vida. Todas necesitamos alimentarnos, vivir en un lugar decente, comunicarnos, sentir compañía y afecto, curar nuestras enfermedades…Sería difícil enumerar todas las actividades que realizamos diariamente para sostenernos, y también para sostener a las personas que nos rodean. La necesidad de cuidados requiere para su satisfacción de un trabajo: el trabajo de cuidados. Este se ha denominado tradicionalmente “trabajo doméstico”, término que enfatiza el componente material de estas actividades (limpiar, hacer la compra y la colada, cocinar…) pero que no refleja que, incluso en estas actividades tan mecánicas, hay un componente afectivo y relacional. La idea de “trabajo de cuidados” es mucho más compleja y resalta sus facetas inmateriales, además de mostrar cómo se entrelaza con actividades muy diversas que se desarrollan en diferentes espacios con un único fin: el mantenimiento de la vida… porque sin cuidados no existe la vida.
Esta es nuestra invitación a que se visualice el documental “Cuidado Resbala” como propuesta abierta a nuevos planteamientos, reflexiones, aportaciones y debates que enriquezcan las prácticas diarias y sensibilice en relación a una temática muy invisibilizada con la que hay que tener cuidado, porque resbala.