Nacimiento: 
1 919
Fallecimiento: 
1 973

Nace en Bergara el 30 de mayo de 1919. Fue el discípulo predilecto de Simón Arrieta. Otro bergarés amante de su pueblo y de las buenas obras, que colaboró con entusiasmo en todo aquello que contribuyera al buen nombre de Bergara. Ayudó a Simón en la creación y mantenimiento, hasta su muerte, de la Escuela de Pintura. Empezó a pintar por pura afición, pues su ocupación profesional era la de dirigir una industria en esta villa. Pero lo que en principio fue un medio de escapar de las duras realidades de los negocios, se convirtió después, cuando su organismo se quebrantó, en una dedicación que le llevó todas las horas del día. Pintó y expuso en Salas de Vitoria, San Sebastián, Bilbao, etc... y llegó a insertarse, por méritos indiscutibles, en la "nómina" de los buenos pintores vascos.

Fernando Azcargorta murió el 15 de marzo de 1973, a los 53 años. Tanto él como Simón Arrieta nos dejaron pronto, se fueron jóvenes, dejando tras de sí la huella de los buenos artistas. Fernando fue un pintor que acababa de llegar a su madurez artística y del que los críticos de arte hablaron de una manera favorable, por su personalidad, por su percepción íntima y espiritual que este artista plasmara en sus paisajes. Hombre inquieto, popular, ameno y conocido en toda Guipúzcoa, dejó un gran vacío en la historia pictórica vasca.

De lo escrito sobre su labor pictórica, entresacamos los siguientes apuntes:

... Azcargorta se vuelca cordialmente en cada poema que son sus lienzos, con elegancia espiritual y salero de pintor que domina su cometido. Por eso su obra da la sensación de que está realizada en una sesión, sin esfuerzo ni titubeo alguno; conseguida de un tirón que hace posible la trascendente unidad de entonación y ese hacer de certera pincelada, suelta y espontánea, que es la mejor firma de un cuadro...

Vicente Cobreros Uranga,
"Radio San Sebastián"

... por esto, en la pintura de Azcargorta nos encontramos plenamente a gusto e imprevistamente dejamos volar nuestros sentimientos en un rosario de ensoñaciones y leves nostalgias. La mayoría de sus paisajes nos resultan como una percepción íntima y espiritual del artista, con una plasmación cromática más sentida que vista, creando y ordenando con un primor poético, no privado de una encantadora timidez, el motivo básico. No son paisajes tradicionales, afortunadamente, sino que parecen envueltos en una mágica nebulosa en muchos momentos...

Luis Mª Fernández de Ortega,
"La Voz de España - Edición Alava"

... en las que juegan sus mejores efectos la luz otoñal Paisajes y la sencillez expresiva de Rincón de Motrico o la soltura del brazo de La Puebla y la matización cromática excelente de unos Árboles. Pero Azcargorta no toca el violín (como suele decirse) en una sola nota, también cargando su pincel de materia llega hasta asomarse en los confines de la abstracción con Regata y Presa, excelente lección de verdes... aunque lo auténticamente suyo sea ese lirismo a que antes aludíamos y que, hecho de armonía de amarillos, grises y verdes, nos da en Rastrojos una bella muestra de la maestría del pintor.

José Berruezo,
"El Diario Vasco"

Hombre jovial y alegre, padre de familia ejemplar; siempre lleno de ilusión por seguir encontrando nuevos caminos a su personalidad artística. En él todo era bondad, amistad sincera, entusiasmo y alegría. Fernando irradiaba su felicidad, la de hombre de bien, la de caballero cristiano. Buscaba la verdad con una sinceridad admirable. Todos los que conocimos su pintura nos quedábamos sorprendidos ante la limpieza de su paleta. Un colorista que sabía captar magistralmente los verdes y azules atenuados de nuestro paisaje. Fernando Azcargorta estaba enamorado de nuestra naturaleza, la de su tierra, el País Vasco.

J M Alvarez Emparanza,
"La Voz de España"

Así hablaban todos los críticos de arte en torno a la pintura paisajística de nuestro entrañable Fernando Azcargorta.